El aspecto del pequeño campamento minero, abandonado por todos, excepto por cuatro supervivientes de los terrores de esta tierra desértica, es realmente lúgubre. Las tumbas en el fondo cuentan vívidamente una historia de privaciones y sufrimientos. El pequeño grupo está formado por un minero, su esposa y la hermana de ésta, y una joven que es la única superviviente de otra familia cercana. La muerte es inevitable si se quedan más tiempo, así que los cuatro inician su carrera contra la muerte hacia el borde del desierto. En su primer lugar de descanso, la mujer y su hermana van en busca de agua para reponer sus provisiones. Al quedarse a solas con la muchacha, el marido, en un arrebato de debilidad, se le insinúa. Esto es visto por la esposa desde la distancia, y en el forcejeo que sigue, el hombre, que es una ruina física, paga la acción con su vida. Cuando la esposa y la hermana se encuentran junto a la solitaria tumba, sospechan erróneamente de la chica y les invade el deseo de venganza, cuya perpetración sólo se evita por una singular intervención del destino.